Nota
de opinión sobre el agujero negro dado a conocer por EHT el pasado
10 de abril
De
la teoría al experimento
Juan
Bravo
Agustín
Lescano
Imagen
del agujero nego elaborada y presentada por el grupo Event Horizon
Telescope (EHT)
Cuando
el 10 de abril se dio a conocer la primera foto sobre un agujero
negro, hemos visto varias explicaciones sobre la importancia que
tiene observar un agujero negro o sobre qué es un agujero negro.
Aquí queremos destacar otra cosa: la importancia de que es posible
observar el agujero negro porque hay una teoría previa que sostiene
su existencia. Esto quiere decir, que no hay posibilidad de
observación si no hay una teoría que nos indiqué qué observar.
Katie
Bouman, investigadora del MIT y responsable de la digitalización de
la primera foto tomada a un agujero negro, nos ilustra sobre la
confección de la imagen. Un conjunto de telescopios fueron los
responsables de recabar los datos desde el conglomerado de estrellas
ubicado en el centro de nuestra galaxia. La ya famosa fotografía, se
obtuvo a una distancia de unos 26.000 años luz. Su composición
final fue producto de la combinación de información adquirida
gracias a los algoritmos creados para la obtención de imágenes. Sin
embargo esos algoritmos necesitaron aún otro tipo de información.
La
observación realizada requería de una teoría elaborada que
definiera el objeto que se observa. La ciencia clásica (previa a
Einstein) suele suponer que el mundo existe como tal, es antes y
cuyas propiedades son definidas e independientes del observador que
las percibe. “En
esa visión, nuestras teorías son intentos de describir dichos
objetos y sus propiedades, y nuestras medidas y percepciones se
corresponden con ellos. Tanto el observador como lo observado son
partes de un mundo que tiene una existencia objetiva, y cualquier
distinción entre ambos no tiene importancia significativa”
(Hawking y Mlodinow, 2013: 52-53).
La
tarea de la ciencia clásica es descubrir y describir los objetos que
ya están dados en el mundo, ya existen antes de ser nombrados y
tienen propiedades físicas con valores bien definidos. Al observar
los objetos se establecen sus nombres y se los experimentan para
luego generalizarlos. Esta posición es absoluta, esencialista,
determinista y evolucionista.
En
cambio, en ciencia moderna (de Einstein en adelante), la mirada del
observador es ineliminable, consecuentemente, es prioritario elaborar
y construir una estructura de pensamiento; más precisamente una
teoría que permita ubicar esa obversación en un criterio de verdad
dentro del pensamiento elaborado. Explica Einstein en sus notas
autobiográficas que una proposición (sin la cual no tendríamos
datos) “es correcta cuando, dentro de un sistema lógico, se deduce
a partir de sus reglas lógicas. Un sistema tiene contenido de verdad
según con qué grado de certeza y completitud quepa coordinarlo con
la totalidad de las experiencias. Una proposición correcta obtiene
su “verdad” del contenido de verdad del sistema al que pertenece”
(Einstein en Hawking, 2017: 542).
La
importancia de la teoría es tal, que se han podido elaborar gráficos
y simulaciones por computadoras de agujeros negros. Una de las más
difundidas ha sido la realizada por Kip Thorne para la película
Interstellar del año 2014. Todas las simulaciones e imágenes son
producto de distintos conceptos teóricos que predicen cómo se vería
un agujero negro.
Imagen
del agujero negro realizada por Kip Thorne para la película
“Interstellar” (2014)
Einstein,
quien dio el puntapié inicial con su teoría relativista de la
gravedad para pensar los agujeros negros, sostiene que “una teoría
puede contrastarse con la experiencia, pero no hay ningún camino de
la experiencia a la construcción de la teoría. Ecuaciones tan
complejas como las del campo gravitacional sólo pueden hallarse
encontrando una condición matemática lógicamente sencilla que
determine por completo, o casi por completo, las ecuaciones. Una vez
que se dispone de esas condiciones formales suficientemente fuertes,
se necesita muy poco conocimiento fáctico para establecer la teoría”
(Einstein en Hawking, 2017: 582).
Resulta
que con la elaboración de la foto del agujero negro (se dijo que no
es una sola fotografía, sino un conjunto de fotos que elaboran una),
se puede corroborar todas las teorías que se tenían sobre su
existencia y sobre su forma. Pero para ello, insistimos, fue
necesario tener una teoría y las ecuaciones que permitan estudiar
esas fotografías. Ahora: ¿estamos en condiciones de investigar qué
hay dentro de un agujero negro? La ciencia ya está elaborando
teorías y debatiendo qué información podríamos encontrar en la
singularidad del agujero negro, porque no hay experimento sin teoría.
Nota:
agradecemos la colaboración de Juan Simoy en el diseño y
asesoramiento de la comunicación.
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