sábado, 20 de abril de 2019


Nota de opinión sobre el agujero negro dado a conocer por EHT el pasado 10 de abril
De la teoría al experimento
Juan Bravo
Agustín Lescano
Imagen del agujero nego elaborada y presentada por el grupo Event Horizon Telescope (EHT)
Cuando el 10 de abril se dio a conocer la primera foto sobre un agujero negro, hemos visto varias explicaciones sobre la importancia que tiene observar un agujero negro o sobre qué es un agujero negro. Aquí queremos destacar otra cosa: la importancia de que es posible observar el agujero negro porque hay una teoría previa que sostiene su existencia. Esto quiere decir, que no hay posibilidad de observación si no hay una teoría que nos indiqué qué observar.
Katie Bouman, investigadora del MIT y responsable de la digitalización de la primera foto tomada a un agujero negro, nos ilustra sobre la confección de la imagen. Un conjunto de telescopios fueron los responsables de recabar los datos desde el conglomerado de estrellas ubicado en el centro de nuestra galaxia. La ya famosa fotografía, se obtuvo a una distancia de unos 26.000 años luz. Su composición final fue producto de la combinación de información adquirida gracias a los algoritmos creados para la obtención de imágenes. Sin embargo esos algoritmos necesitaron aún otro tipo de información.
La observación realizada requería de una teoría elaborada que definiera el objeto que se observa. La ciencia clásica (previa a Einstein) suele suponer que el mundo existe como tal, es antes y cuyas propiedades son definidas e independientes del observador que las percibe. “En esa visión, nuestras teorías son intentos de describir dichos objetos y sus propiedades, y nuestras medidas y percepciones se corresponden con ellos. Tanto el observador como lo observado son partes de un mundo que tiene una existencia objetiva, y cualquier distinción entre ambos no tiene importancia significativa” (Hawking y Mlodinow, 2013: 52-53).
La tarea de la ciencia clásica es descubrir y describir los objetos que ya están dados en el mundo, ya existen antes de ser nombrados y tienen propiedades físicas con valores bien definidos. Al observar los objetos se establecen sus nombres y se los experimentan para luego generalizarlos. Esta posición es absoluta, esencialista, determinista y evolucionista.
En cambio, en ciencia moderna (de Einstein en adelante), la mirada del observador es ineliminable, consecuentemente, es prioritario elaborar y construir una estructura de pensamiento; más precisamente una teoría que permita ubicar esa obversación en un criterio de verdad dentro del pensamiento elaborado. Explica Einstein en sus notas autobiográficas que una proposición (sin la cual no tendríamos datos) “es correcta cuando, dentro de un sistema lógico, se deduce a partir de sus reglas lógicas. Un sistema tiene contenido de verdad según con qué grado de certeza y completitud quepa coordinarlo con la totalidad de las experiencias. Una proposición correcta obtiene su “verdad” del contenido de verdad del sistema al que pertenece” (Einstein en Hawking, 2017: 542).
La importancia de la teoría es tal, que se han podido elaborar gráficos y simulaciones por computadoras de agujeros negros. Una de las más difundidas ha sido la realizada por Kip Thorne para la película Interstellar del año 2014. Todas las simulaciones e imágenes son producto de distintos conceptos teóricos que predicen cómo se vería un agujero negro.
Imagen del agujero negro realizada por Kip Thorne para la película “Interstellar” (2014)
Einstein, quien dio el puntapié inicial con su teoría relativista de la gravedad para pensar los agujeros negros, sostiene que “una teoría puede contrastarse con la experiencia, pero no hay ningún camino de la experiencia a la construcción de la teoría. Ecuaciones tan complejas como las del campo gravitacional sólo pueden hallarse encontrando una condición matemática lógicamente sencilla que determine por completo, o casi por completo, las ecuaciones. Una vez que se dispone de esas condiciones formales suficientemente fuertes, se necesita muy poco conocimiento fáctico para establecer la teoría” (Einstein en Hawking, 2017: 582).
Resulta que con la elaboración de la foto del agujero negro (se dijo que no es una sola fotografía, sino un conjunto de fotos que elaboran una), se puede corroborar todas las teorías que se tenían sobre su existencia y sobre su forma. Pero para ello, insistimos, fue necesario tener una teoría y las ecuaciones que permitan estudiar esas fotografías. Ahora: ¿estamos en condiciones de investigar qué hay dentro de un agujero negro? La ciencia ya está elaborando teorías y debatiendo qué información podríamos encontrar en la singularidad del agujero negro, porque no hay experimento sin teoría.


Nota: agradecemos la colaboración de Juan Simoy en el diseño y asesoramiento de la comunicación.