Angélica Gorodischer: Floreros de alabastro, alfombras de bokhara. Emecé Editores 1985. Grupo Editorial Planeta, Buenos Aires, 2002.
Una rosarina que se va a vivir lejos me “heredó” algunos libros, entre ellos dos de A. Gorodischer, y yo redescubrí a una escritora de un talento enorme. Hay una perfección de la sintaxis y de la métrica que me resultan deslumbrantes, más una vitalidad y una emoción que no dejan de hacer latir a ese resultado.
En Floreros… traza un personaje que sabe ser orgulloso de sus atributos y que sabe también ridiculizarse, sarcástico, fuerte y tierno. Es una mujer que advierte lúcidamente con cuáles ficciones piensa y qué le ordenan ellas decir o callar. Que se horroriza de los lugares comunes pero no duda en utilizarlos, llegado el caso, con humor: “nuestras miradas se cruzaron…”.
La creadora del personaje tiene un especial talento para narrar el fluir del pensamiento, el soliloquio interior. Su vértigo, sus idas y venidas, las contradicciones que lo cruzan. Siempre de la mano con la decisión abrupta y el acontecimiento que sobreviene. Como consecuencia, despliega una prosa que te lleva en andas y una acción de una vivacidad que te impide soltar el libro.